Cosas de José Antonio, para andar por casa…

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Un borrico moderno

Ante una imagen como la que publico en exclusiva mundial, incluso el más curtido de los viajeros no podrá evitar un gesto de sorpresa.

El papelito que lleva el borrico metido entre los arreos de la cabezada es, ni más ni menos, un recibo de la ORA. Con un par. El dueño del vehículo debe estar harto de que le multen  por no pagar el estacionamiento y ha decidido pasar por el aro de la ordenanza municipal que no sé si contemplará este caso, pero que lo que pretende es que todo ciudadano que estacione su vehículo lo haga con la «seguridad» de que lo tendrá vigilado por el tiempo que pague.

Se me plantea una duda en cuanto a la longitud del vehículo estacionado y la posibilidad de que el semoviente se mueva. ¿Qué ocurrirá si el rucio, acosado por las moscas, da un par de pasos adelante o atrás y en el movimiento daña la carrocería del vehículo estacionado a sus alcances?

Un borrico moderno

La actitud del animal es de sometimiento absoluto a la norma. Sin duda, su dueño ha sabido aleccionarlo bien y estoy convencido de que no va a moverse del recuadro que le haya tocado en la zona azul, pero manifiesto que a mí la imagen me ha parecido chocante y como falta de adecuación temporal, como ver al Cid con un telefonillo o a Colón dejándose guiar con un TomTom. Es un anacronismo teñido de modernidad que no da la sensación de ser mejor que lo que hemos dejado. ¿Qué diría Juan Ramón de ésto? No cabe duda de que lo viejo muere por viejo mientras que lo nuevo avanza. Sin parar, sin tregua, sin sensibilidad, sin corazón.

¿Alguien dejaría un caballo de los que arropan a los toros en la entrada «estacionado» en zona azul? ¿Qué hace un borriquillo con un papel de la ORA en la cabezada al sol de una radiante mañana de febrero? Seguramente someterse al imperativo legal al que le ha sometido otro borriquillo.

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