Cosas de José Antonio, para andar por casa…

Aquí se puede opinar con cortesía y "animus iocandi"

Lloviendo sobre mojado. (Viene de entradas anteriores)

Tiene razón quien me dice que esto es un «gruñoblog», un blog en el que siempre se está en desacuerdo con alguien y en el que se expresa el desacuerdo en forma de gruñido, de exabrupto, de reniego. Seguro que tienen razón los que así opinan, pero es que no me dejan otra opción las noticias que me llegan de unos sitios y de otros; algunas con toda la apariencia de que quien las manda cree que tengo la culpa de algo de lo que acontece.

Me quejaba el otro día de que el «aligeramiento» no hubiera empezado por arriba, para que la base del edificio social no tuviera que soportar tanta presión. Ahora me llega una noticia en la que se me informa con detalle de que tenemos 445.568 políticos empleados en la administración pública. Señoras y señores que cobran de nuestros impuestos. No pasaría gran cosa si no fuera porque la noticia se apresura a añadir que este número supera en 300.000 unidades al que destina Alemania a estos menesteres… pero con el agravante de que en Alemania son el doble de habitantes que nosotros. Tenemos el doble de 

Se da la circunstancia de que los funcionarios al servicio directo del ciudadano -médicos, profesores, policías, administrativos-  no son los que desequilibran la balanza, sino los políticos que se han ido refugiando en los recovecos de las Comunidades Autónomas y de los Ayuntamientos. Francia o Italia tienen la mitad de estos empleados por habitante que España.

El señor Rajoy no me hace caso y creo que se equivoca. Cuando termine su mandato, habrá que pedirle que explique por qué razón no ha adelgazado la cúpula en beneficio de que los cimientos no hayan de soportar más carga de la que son capaces de aguantar para que no se produzca el colapso.

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España es diferente. Eso ya lo sabemos desde los tiempos de D. Manuel Fraga al que algunos mindundis quieren negar ahora el pan y la sal -ya se sabe la condición de quien administra a moro muerto gran lanzada- pero la diferencia se va haciendo cada vez más imperceptible en lo que resulta malo y se agranda en lo que puede llegar a resultar bueno. La muletilla de «como en los países de nuestro entorno» ha estado en boca de los políticos para justificar lo injustificable comparando peras con piedras, porque ¿por qué no tomaron las medidas que tomó Inglaterra con sus bancos o Alemania con los suyos? ¿porque estábamos en la «Europa League»? ¿para engañar a los de fuera? porque el señor Gobernador del Banco de España no supo de qué se hablaba? ¿o porque el presidente del gobierno era tonto con balcones? ¿Se pedirán responsabilidades a estos sujetos por mala administración o tendrán licencia para hacer las cosas mal?

Éste sigue siendo un país de pandereta. Ahora la pandereta es electrónica y va con chips incorporados, pero es lo mismo. Esta tarde mi hija se «suicida» en Alicante junto a una serie de jóvenes científicos que vienen denunciando la estafa de la homeopatía, de la farmacopea homeopática en concreto, de la que laboratorios con más «morro» que una piara de cerdos venden a precios de aquí te espero productos que son … nada sin sifón. El suicidio consistirá, en el caso de mi hija, en tomarse de una sentada cuarenta pastillas de somnífero que, si cumplieran su cometido, acabarían con su vida. En realidad procedería que la policía interviniese para evitar una inmolación en masa que va a resultar un fiasco porque, lo más que pasará será que tendrá la lengua sucia por el excipiente que lleva añadido el hipotético «principio activo».

Otra manera más de estafar a los ingenuos que se fían de la homeopatía y de los que la practican y viven a costa de ella…

¿No tengo motivos para gruñir?

 

 

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